La maternidad ha sido entendida como un elemento fundamental en la esencia femenina, lo cual ha provocado que se relacione la palabra mujer con el hecho de ser madre.

Históricamente, la identidad femenina se ha relacionado con el quehacer de lo materno, y ser madre se constituyó como un fin único de la realización de la mujer, concepto influenciado por factores culturales, sociales y religiosos; socialmente persiste la tendencia a percibir de forma incompleta a la mujer cuando no llega a ser madre. Sin embargo, en nuestros días el concepto de maternidad está atravesando por un momento de transición, pasando desde la natural imposición como un deber del ser mujer hasta convertirse en un proceso de selección, en el que la mujer decide convertirse o no en madre. En la actualidad, ha ido en incremento el número de mujeres que no cumple con el modelo ideal de feminidad esperado para ellas, el cual asocia el ser mujer con el ser madre, y define a la maternidad como el núcleo natural y de función biológica de la identidad femenina. En el momento actual, las mujeres incluyen en sus proyectos de vida otra variedad de metas, no sólo ser madres, y al parecer, esas otras posibilidades les aportan felicidad y satisfacción, al igual que lo hace la maternidad.. En este contexto, es probable que algunas mujeres que todavía no sean madres se cuestionen esta posibilidad o sencillamente, descarten esta opción en sus vidas; no tienen hijos simple y sencillamente porque no lo desean: es su deseo y decisión no ser madres.

La maternidad, sin duda, representa una experiencia sumamente significativa e importante en la vida de la mujer, y es un hecho irrefutable que es y continuará siendo parte esencial e importante en el proyecto de vida o expresión de identidad de muchas mujeres; sin embargo, es importante tener presente que el concepto histórico y tradicionalista de que la maternidad es parte intrínseca de la naturaleza de la mujer y que por ende, todas desean ser madres, ha venido perdiendo validez en los últimos años; por tanto, si bien el ser madre es el resultado del proceso biológico asociado a las funciones reproductivas inherentes al sexo femenino, no significa que forzosamente la misma constituya un aspecto tácito e intrínseco a la naturaleza o identidad de la mujer.