En la actualidad existe una gran variedad de métodos anticonceptivos para disfrutar de las relaciones sexuales sin tener que preocuparnos por un embarazo no planificado y no deseado.

El condón es uno de los métodos anticonceptivos más empleados, por ser una opción fácil, simple y económica; además de prevenir embarazos no deseados, el condón (tanto femenino como masculino) es el único método que también sirve para evitar el contagio sexual del VIH y otras infecciones de transmisión sexual.

Por tanto, al ser un método de barrera que brinda esta doble protección (contra embarazos y transmisión de infecciones), puede resultar lógico pensar que el utilizar dos condones al mismo tiempo, en lugar de uno, pues resultaría de igual forma en un incremento de la protección; sin embargo, lo cierto es que esto no funciona así; utilizar dos condones al mismo tiempo durante una relación sexual (ya sea dos masculinos o uno masculino y uno femenino) no aumenta la efectividad de este método anticonceptivo, por tanto, no incrementa la protección durante la relación sexual (ni anticonceptiva ni contra infecciones). Por el contrario, esta práctica resultaría desfavorable y riesgosa, pues la fricción que se produce debido al uso de dos preservativos puede provocar que uno o ambos se rompan y, en consecuencia, eliminando por completo su eficacia anticonceptiva y de prevención contra infecciones de transmisión sexual. Si lo que se busca es tomar precauciones adicionales contra el embarazo y existe preocupación sobre la posibilidad de que el condón se rompa, lo mejor opción es usar, adicional al condón, algún otro método anticonceptivo diferente.